Acompañar una rabieta (con signos o sin ellos)

Las primeras veces que nos encontramos con una rabieta nos quedamos desconcertados, «pero qué le pasa?». Y no siempre hay una respuesta clara. Aquí una pequeña lista con algunas ideas que nos han ido bien para acompañarlas

  1. Evaluar la situación y abordarla directamente, sin distracciones: se está enfadando por una norma que podríamos saltarnos o una situación que se podría reconducir? Porque quizás se puede solucionar en un momento. Recuerdo una muy grande que vino porque una vez vestida se dio cuenta de que quería los pantalones verdes. Aún no hablaba y lo signó. Cambiamos los pantalones y ya estuvo!
  2.  Reconocer sus sentimientos y sus preocupaciones, porque son muy importantes para ellos. Aprender a gestionar las emociones es algo que se aprende. Estas situaciones se pueden aprovechar para poner nombre a sus emociones («Parece que estás muy enfadada»). Con tres o cuatro signos de emociones seguramente tenemos suficiente mientras no empiecen a hablar o tengamos claro que las usan bien. En los más pequeños funciona mejor describir la situación («Parece que no quieres esta ropa. Quieres que buscamos otra?»).
  3. Dejar que se expresen libremente, llorando, gritando, haciendo golpes. Mientras no hagan daño a otra persona o a ellos mismos y estén bien atendidos y acompañados, no hay nada de malo en llorar y expresarse. No es malo enfadarse, no es malo llorar. Está claro que no nos gusta ver a nuestros pequeños así ya veces quizás nos podemos sentir incómodos si estamos en un lugar público, pero ellos lo están pasando peor!
  4. Morderse la lengua para empezar. No ridiculizar: «Esto lo hacen los niños pequeños», «Mira, tu hermana pequeña no llora así» o «Cuando lloras así te pones muy fea». Si yo estuviera enfadada, cualquiera de estas afirmaciones sólo me harían enojar más, sin duda. Y le cogería manía a mi hermana, pobre!
  5. Permanecer a su lado y ofrecer nuestra ayuda si la necesitan. El único motivo para marchar es que estás perdiendo los nervios y podrías hacer algo que hubieras preferido no hacer. Entonces vale la pena salir un momentito a respirar. Pero, incluso en este caso puedo informar al pequeño de mi situación («Paula, necesito un momento. Estoy aquí al lado si me necesitas»)

Y una vez pasada la rabieta tal vez podamos encontrar un momento para hablar. ¿Se ha encontrado ya con alguna rabieta? Como los acompañáis?